Cuantas veces hemos oído hablar de la famosa soledad del opositor, sin embargo, yo no la identifico con las horas que se pasan encerrado solo durante la preparación de una oposición. Creo que esa soledad es más la incomprensión que recibimos por casi todo lo que nos rodea.
Un inventor, un escritor, un investigador, o alguien que trabaja en un despacho, puede pasarse las mismas horas que cualquier opositor encerrado, y sin embargo no siente ese abismo respecto a todo y a muchos en su entorno.
Si no se ha vivido esta experiencia difícilmente puede entenderse a alguien que la esté pasando.
¿Por qué es tan difícil compaginar la oposición con tu vida anterior? Pues a parte de porque tienes que renunciar prácticamente a todos los planes y reuniones, porque además, los que forman parte de tu vida a.o (antes de la oposición) siguen creyendo que eres el que eras, y eso es imposible.
En infinidad de ocasiones tuve que sentirme mal por no poder estar celebrando algo con mis amigos en lugar de estar encerrada, por no poder irme de viaje cinco días porque yo no tenía esos cinco días o por no poder salir una noche vieja hasta las tantas porque valoraba más estar despierta el día libre que dormida y con dolor de cabeza. Y mi " sentirme mal" no venía de tener que decir que NO a algo, sino de que al final se me tachaba de egoísta por no tener una vida.
Es curioso que a alguien, por luchar por un objetivo y dejarse el alma en ello, se le califique de egoísta y despreocupado. Muchas veces pensé, ¿alguno de los que no entienden que no tenga otra respuesta que un " no puedo", se ha tomado la molestia de ponerse en mi lugar?
"Cuesta abajo todos los santos ayudan", y que fácil es ser amigo cuando los planes son salir de fiesta, pasarlo bien o pasarse horas analizando un problema. Y lo difícil que es encontrar a alguien que entienda que sólo tienes veinte minutos para cogerle el teléfono, digerir el problema, y ponerte nuevamente a estudiar. Que pocas veces,en lugar de considerarte egoísta por no participar en los planes del grupo, te dan una palmadita en la espalda y un " ánimo, lo estas luchando"
Para mí la soledad del opositor es esa, luchar contra tu flaqueza y contra la estrechez de miras de muchos de los que te rodean.
Luego no es de extrañar que parte de las mejores amistades surjan durante esta etapa, en la que un " te entiendo" tiene más valor que la mejor fiesta del mundo y un " ánimo, si me necesitas silba" vale más que cualquier otro regalo.