Sois muchos los que me habéis preguntado por este tema, así que siempre advirtiendo de que hay que leer bien el prospecto y aplicarlo a la situación física de cada uno, aquí tenéis mi experiencia con el Sumial en el examen.
No soy partidaria de tomar nada químico para estudiar mejor, ni para aguantar más horas, ni para estar más concentrado, porque al final todo pasa factura, y más, en una carrera de fondo.
Sin embargo, lo que sí probé para examinarme es el famoso Sumial, bueno, famoso para mí ahora, que antes de que me lo recomendaran no tenía ni idea de lo que era.
Pues bien, sin tener ni idea de medicina ni de química, os diré que a grandes rasgos lo que hace es rebajar la frecuencia cardíaca, lo que se traduce en quitar los signos externos de los nervios, es decir, el tembleque en las piernas, el sudor de las manos o escuchar tu corazón a mil por hora dentro del pecho.
Recuerdo la primera vez que lo probé, más que nada porque me cayó una bronca tremenda de mi preparadora. Bueno, la cuestión es que no debí leer bien el prospecto y me tomé más de la cuenta.
Decidí probarlo en una de las veces que me tocaba completo en la academia, porque me pareció que sería lo más parecido al examen y así podía ver cómo reaccionaba mi cuerpo.
Por alguna extraña razón, yo entendí que tenía que tomarme tres pastillas de Sumial 10 mg, así que unos 20 minutos antes de ir al preparador me las tomé.
Llegué a la academia, se lo dije a mi amiga Pi, como si le estuviera confesando que llevaba las chuletas escritas en el bolígrafo, y empecé mi completo.
El primer tema perfecto, estaba tranquila, no me temblaba la voz, mente despejada, - esto funciona- pensé, dando paso a la lectura del programa con las preguntas del segundo tema. Y a medida que iba avanzando en el tema se me fue quedando dormida la lengua, pero dormida dormida, vamos que tuve que vocalizar de manera exageradísima para que las palabras tuvieran sonido reconocible en nuestro idioma, y ya en el tercer tema, me imaginaba a mí misma haciéndole muecas a la preparadora con mi abrir y cerrar la boca tan pronunciado.
Pues bien, la valoración fue muy buena.
- Muy bien, todos los temas muy completos, en tiempo, y se te veía tranquila. Lo único que te he visto muy forzada a partir del segundo tema, moviendo la cara demasiado, ¿no te parece?- me dijo la preparadora.
Y allí es cuando mi estado relajado llegó al top zen, y me entró la risa tonta. No podía parar de reír, simplemente me daba exactamente igual lo que me estuviera diciendo.
Se me ocurrió decirle que era la primera vez que cantaba con Sumial, porque quería probarlo antes del examen, y que puede que fuera posible, que quizá y solo quizá, me hubiera pasado con la cantidad recomendada.
Y allí empezó el rapapolvos, la bronca, y yo solo pensaba que por fin me había quitado el completo, y que además había quedado para ir al cine.
Mi preparadora hablaba de lo peligroso de las pastillas, de las reacciones del cuerpo y yo solo debatía conmigo misma si comprarme o no palomitas.
En fin, como comprenderéis me disculpé al día siguiente, porque no era yo. Y digo eso porque luego me quedé dormida en el cine, y eso juro que no es digno de mí.
Después de mi sobredosis de Sumial, decidí volverlo a probar otro día que volví a tener completo. Esta vez tomé media pastilla, y oye, para mí fue mano de santo.
En los orales frente al tribunal siempre me he tomado media pastilla de Sumial, lo reconozco, y a mí me ha funcionado muy bien. Porque no estar hecho un manojo de nervios, o por lo menos, no estar escuchando tu corazón como el retumbar de los tambores invocando a los espíritus mientras haces pasillo, es muy tranquilizador.
Con esto no os animo a que toméis nada, porque no soy fan de la química, pero si sois de los que los nervios les juegan malas pasadas o de los que se retiran antes de entrar porque las piernas caminan en dirección contraria, podéis probadlo. Por supuesto, siempre leyendo bien el prospecto y siempre probándolo antes del examen, no os la juguéis a no saber cómo os va a sentar algo precisamente ese día.
Ojo, y siempre refiriéndome a la dosis más baja, 10 mg.