lunes, 9 de julio de 2018

Las cosas que haré

Hacía mucho que no me pasaba por aquí para escribir una nueva entrada.
Es cierto que en todo este tiempo he recibido muchos de vuestros emails preguntándome cosas, compartiendo dudas, miedos y vértigos. No dejéis de mandarme mensajes los que lo necesitéis, creo que son muy enriquecedores para las dos partes, y me gusta pensar que esos años, ahora sirven para entender muchas de las situaciones, sensaciones y experiencias que me contáis.

Hoy quería hablaros de un tema que la mayoría entenderéis para relacionarlo con una noticia que os quería contar.

"Las cosas que haré después de la oposición". Os suena, ¿verdad?

Tengo listados repartidos por todos los cajones y cuadernos. La lista ha ido creciendo conforme aumentaba mi desesperación, y los planes iban siendo más domésticos a medida que me iba metiendo más en el modo oposición. De un "viajar a Berlín con Isa para celebrar el aprobado" pasaba al " no volver a poner el despertador un domingo". Los sueños van cambiando de tamaño, lo importante es que motiven, eso es lo fundamental de estos listados.

Mi lista tiene hueco para objetivos dispares; viajar, salir de extra en una peli, escribir un libro, hacer algo creativo, improvisar quedadas, poder estar de sobremesa, tener fines de semana... podría seguir hasta el fin de los tiempos porque el listado es enorme, más que nada porque durante la oposición era constante mi frase de "cuando acabe la opo", y la cuestión es que un día acaba, ya sea aprobando o no, o dejándolo por las circunstancia que sean. La cuestión es que esa "ERA POST OPOSICIÓN" existe y toca rendir cuentas con uno mismo y empezar a cumplir objetivos.

El ánimo no es el mismo, no os voy a engañar, del que acaba esta etapa con su plaza bajo el brazo, que el que cambia de rumbo sin lograrlo. Al primero no hace falta darle un empujón porque sale con alas para vivir tres vidas en dos meses, el problema es del que tiene que lidiar con la horrible frase "no te lo mereces".

Has dejado a un lado la oposición, ahora tienes fines de semana, "no me lo merezco porque no he aprobado". Por fin puedes viajar, quedar, ir a tomar una caña entre semana, y vuelve a resonar en tu cabeza "no me lo merezco porque no he aprobado". Esta fase  es una mierda, lo podría decir de una manera más bonita, más literaria, pero la verdad es que es una MIERDA con letras bien grandes.
Y lo es porque es una fase complicada y muy injusta. Eres injusto contigo mismo porque aprobaras o no,has hecho un esfuerzo brutal y es una fase complicada porque la gente de tu entorno espera que te "reenganches a la vida" y no es tan sencillo.

Escribiré una entrada concreta sobre este tema porque lo cierto es que la mayoría de correos que me mandáis son de personas que acaban de dejar la oposición y se encuentran tristes, vacías y sobre todo paralizadas.

Rehacerse no es sencillo, pero tampoco es ver que has dejado pasar la vida sin tocarla, y no me refiero a los años de oposición, que hay que privarse de todo por un objetivo, hay que hacerlo así y punto, la meta lo merece, me refiero a dejar que los días y los meses sigan pasando comiéndose la cabeza y susurrándose injustamente que no hago nada porque no me lo merezco.

Como me habéis oído decir muchas veces a lo largo del blog, hay que hacer piña con uno mismo, aliarse para salir del bache y coger fuerzas para la siguiente meta, que las habrá, claro que sí, solo que ahora cuesta intuirlo.

Hoy quería presentaros una de mis metas, una que lleva muchos años rondándome por la cabeza, casi desde que empecé a opositar, y que lleva casi un año materializándose, tomando forma, haciéndose pequeña detrás de mis inseguridades, y grande los días buenos, esos días en que sientes que te comes el mundo.

Sé que existen productos para opositores, sé que Mr wonderfull tiene frases amables para dar y tomar, pero para mí nunca fue suficiente o por lo menos no me vi nunca reflejada, o comprendida en ese sentido.

Desde mi punto de visto creo que era necesario dar cabida al OPOSITOR con mayúscula, y para mí ese es el que prepara oposiciones con esfuerzo estoico a diario, el que ha aprobado una oposición y goza de su plaza, el que ha emprendido otro camino después de dejar la oposición, y el que se encuentra en tierra de nadie porque no sabe si seguir o salir por la puerta.

No voy a soltar la típica frase de "seguro que apruebas" "una plaza es tuya" o" esto está chupado", lo que he estado haciendo durante muchos meses va en otro sentido, en el que me hubiera gustado encontrar a mí durante mis años mozos.

Los que habéis leído alguna otra entrada de este blog sabréis que me encanta reírme de mí misma, que creo que es necesario quitar en la medida de lo posible presión al que la tiene encima de por sí, por ello, porque espero acompañaros un poco más en el momento en el que os encontréis (chapando, gozando del aprobado o buscando otro camino) y porque me lo debía a mí misma, os presento OHPOSICION.


www.ohposicion.bigcartel.com
instagram: ohposicion

He estado muy desaparecida porque compaginar trabajo, vida familiar y este sueño que coge forma es complicado, pero...HE VUELTO.
Hasta la próxima.


lunes, 24 de octubre de 2016

EMPEZAR A OPOSITAR

Ha dado la casualidad de que recientemente me han llegado varios emails de personas que acaban de empezar a opositar. Imagino que inevitablemente septiembre y octubre es momento de empezar etapas nuevas y opositar es una de ellas.

Así que aprovecho el comienzo de curso/etapa/vida para intentar arrojar un poco de claridad a estos extraños primeros pasos.

Es cierto que todo comienzo es complicado, que todo principio desconcierta porque no hay nada con lo que comparar la situación actual.

Creo que hasta el momento en que decides opositar, nunca te habías visto a ti mismo con un cronómetro todo el día encima de la mesa, repitiendo artículos, "cantando" temas. Hasta ahora nada de lo vivido anteriormente puede darnos pistas sobre si lo que sentimos o dejamos de sentir los primeros meses de una oposición es lo que de supone que debemos sentir.

A todos aquellos que habéis empezado recientemente, deciros que esa cara de susto cada vez que vais al preparador y el no saber si se canta o no se canta bien, si se estudia o no lo suficiente es normal, y a todos nos ha pasado lo mismo.

Mi primer día de academia fue un 3 de octubre, tengo la fecha grabada en la cabeza, y una semana después tuvimos nuestro primer cante, si es que se puede llamar así.

Recuerdo esa primera semana con horror, como si todo a mi alrededor se hubiera detenido y delante de mis narices solo pasaran lentísimos los segundos del cronómetro, que me ponía encima de la mesa de estudio para empezar a coger el ritmo de estudiar 8 horas al día, como nos había recomendado nuestra preparadora.

Buf, y que infierno de ocho horas, lentas como ellas solas, pesadas, y desconcentradas. No sé vosotros, pero los primeros meses esas horas eran siglos, cuando curiosamente a medida que avanza la oposición, el cuerpo, el planning y el preparador te pide muchas más, que terminan pasando volando a medida que se acerca el examen. Todo es relativo, y el tiempo en estas circunstancias más.

Pues bien, tras esa primera semana eterna en la que me había dado tiempo a meter más temas de los que nos habían aconsejado, fui a cantar, con los nervios del que tiene que hacer algo delante de otras personas, pero con la seguridad de que me sabía los temas...
Ay, pobre ingenua, que pensaba que estudiando de la misma manera que en la facultad podía obtener los mismo resultado de entonces. 

Así que tras empezar a hablar de la evolución histórica del derecho civil, después de unos cinco minutos sintiéndome observada por mis compañeros de grupo, llegó la hoja en blanco, las palabras que no terminan de salir, y el temblor de manos.
Me sabía los temas para sacarte un diez en un examen escrito, y pronto aprendí que para cantar los temas, una vez que llegas al 10 en lo escrito, hay que echar unas cuantas horas más para poder llegar a algo medianamente digno en el oral.

Varios me habéis dicho que no entendéis como después de sacar tan buenas notas en la facultad, el comentario de vuestros preparadores, es que no estudiáis lo suficiente. Y ahí tenéis la respuesta, no tiene nada que ver estudiar para un examen escrito que para un oral, así que paciencia, y sin desesperarse, hay que echar más horas, no queda otra.

Para vuestro consuelo, de mi grupo de oposición, que en esa primera etapa eramos 6, ninguno fue capaz de terminar el tema en ese primer cante, hubo parón, lágrimas, caras rojas, gargantas secas y temblor, mucho temblor. No os desesperéis si las primeras veces no sale, nadie nace aprendido, os lo aseguro.

Al principio se tienen "crisis" cada semana, cada vez que toca cante y que el día anterior estás en tu cuarto, repasando los artículos y los temas y pensando -¿de verdad que me he estudiado este tema? no me acuerdo ni de la mitad!!!Daros tiempo a que las cosas se asienten, a que os vayáis sintiendo cómodos con el estudio, con como suena vuestra voz recitando temas, con vuestro ritmo...no toméis decisiones precipitadas, porque nadie renuncia a su vida y se sienta todo el día a estudiar siendo la persona más feliz del mundo, así que el cabreo o la dificultad del principio no significa que esto no sea lo vuestro o que no servís para ello.

Para terminar os voy a decir un par de frases que ojalá alguien me las hubiera dicho a mí en mis primeras incursiones en la academia de oposición:

- Todos los opositores, en algún momento u otro, se sienten inútiles y que no valen para estudiar, por mucha notaza que hayan sacado en la carrera, esto es otro nivel.

- El miedo al cante lo hemos tenido todos, al principio a quedar mal delante de tu preparador y tus compañeros, y luego a defraudarte a ti mismo tras el esfuerzo hecho.

- Los lloros la noche antes de ir a cantar es el pan nuestro de cada día. 

- No te compares con el de al lado porque no tenéis nada que ver. Cada uno lleva su ritmo y tiene su manera de hacer las cosas, encuentra la tuya.

- Buscad caras amigas entre vuestros compañeros de oposición, no sois enemigos ni competencia. Ayudaros mutuamente en todo lo que podáis.

Animo al resto de opositores a que compartan su realidad de esos comienzos, o simplemente una frase de lo que hayan descubierto durante los años que llevan preparando oposiciones. No hace falta que sea bonito, con que sea real es útil.

A por ellos!


miércoles, 7 de septiembre de 2016

Nunca hay una sola salida (2)


Aquí tenéis la segunda entrada de otra amiga que conocí durante la oposición. A diferencia de la anterior, hoy no tiene la plaza por la que luchó durante años, pero sí está encantada donde está.
Espero que os guste.


Decidí opositar a  Inspección de Entidades de Crédito porque una conocida se había sacado la plaza y al contarme en qué consistía el trabajo y el temario de la oposición, me resultó muy interesante. Como suele pasar, la gente que aprueba la oposición en poco tiempo no suele hablarte del horror que es según qué días, ni de la sensación de angustia que se vive continuamente, así que tras hablar con ella, decidí lanzarme a la aventura.
Cuando empecé a opositar, dejé el trabajo que llevaba realizando desde hacía un año y medio en banca de inversión. Y la pregunta de si estaba loca por dejar un trabajo y aventurarme a opositar sin tener nada seguro, me asaltó varias veces. 
El tercer año de oposición conseguí pasar el primer examen, y sólo un año después aprobé toda la oposición. Pero sí, fui una de las "afortunadas" que aprueban pero no consiguen su plaza.
No sé si fue peor eso que no haber pasado ni el primero, y me quedé tan hecha polvo que decidí dejarlo y olvidarme de la oposición.
El que había sido uno de mis preparadores me llamó para ofrecerme un puesto de trabajo en un nuevo departamento que había creado en una Big 4 (así es como se conoce a las cuatro grandes consultoras que hay: Deloitte, kpmg, e&y y Pwc) y no me lo pensé dos veces. Estaba tan quemada que necesitaba tomar distancia con lo que había sido mi mundo los últimos cuatro años.
Estuve un año trabajando ahí, pero era tal la exigencia del trabajo y arrastraba tanto cansancio que a diario me preguntaba; ¿esto va a ser mi día a día?  ¿voy a poder compatibilizarlo con algo más?
Así que empecé a mover curriculum y finalmente empecé a trabajar en el departamento de capital regulatorio  y solvencia de un banco y puedo decir que a día de hoy ESTOY ENCANTADA.
He tenido que dar varias vueltas para estar hoy donde estoy, algunas decisiones han sido acertadas y otras puede que no. 
Me sigue persiguiendo el fantasma de la oposición, y no puedo evitar sentir un poco de rabia al pensar  que una de las plazas podría haber sido mía, pero cuanto más distancia tomo con esa etapa de mi vida, más se va cerrando la herida, y más convencida estoy de que soy mejor profesional gracias a toda la preparación y conocimientos que adquirí con la oposición.
Igual no hace falta pegarse la paliza que me pegué para estar preparada para trabajar de lo mío, pero arrepentirse de una u otra decisión no la cambia, por eso, hoy me quedo con que durante esos años conocí a gente que me importa, y sobre todo me conocí mucho más a mí misma.

A.

martes, 30 de agosto de 2016

Nunca hay una sola salida. (1)


Les he pedido a un grupo de amigas a las que conocí durante la preparación de nuestras respectivas oposiciones, que hagan un breve resumen de qué prepararon, cómo les fue y qué es de su vida ahora. Del grupo que compartimos muchas risas y más lágrimas durante todos esos años, hay de todo, y por eso, he querido que os lo contaran ellas muy brevemente, porque muchas no hemos terminado donde esperábamos, otras sí, otras están mejor de lo que podían imaginar. Nunca hay una sola opción, nunca.

Primera entrega de... ¿cómo me fue? :D

Espero que os sirva a los que habéis dejado la oposición recientemente y pensáis que ha llegado el fin, y a los que vivís angustiados pensando que o se aprueba o uno se va al hoyo.


Después de acabar la carrera de Derecho y A.D.E. decidí prepararme para ingresar en el Cuerpo Superior de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado porque me llamó la atención la variedad de puestos a los que permite acceder esta oposición, tanto en España como en el exterior. Tras un año y medio con los momentos durísimos que todos conocéis, pero también en mi caso con grandes alegrías y nuevas amistades que todavía conservo, decidí dejar la oposición. Empecé a trabajar en una ‘Big Four’, en la que de nuevo me encontré con fases de agotamiento y frustración, pero también fue una etapa divertida que me abrió camino a nuevas oportunidades profesionales, y en la que conocí a buena parte de mi entorno actual. Aunque durante los tres años que estuve en esa empresa no me había vuelto a plantear opositar, en ese momento la mejora de las condiciones de la OEP me llevó a decidir dar una última oportunidad al proceso, y tras un año encerrada aprobé la oposición. Los meses posteriores fueron de los más felices de mi vida, y el ingreso en el Cuerpo abre toda una serie de opciones laborales muy atractivas, pero durante los años que llevo trabajando en el sector público también he tenido algunas decepciones, como en cualquier trabajo.  
Creo que mi caso puede resumirse en que para mí la oposición nunca fue la única alternativa, sino una entre otras muchas que pueden acabar resultando mejores o peores. Ninguna decisión es irreversible, y replantearse una elección, y no solamente aguantar en el camino establecido, también es ser valiente.

Firmado: C.

jueves, 21 de julio de 2016

La necesidad de reiniciarse

Estamos en pleno mes de julio, no hace falta que lo jure, ¿verdad?

Basta con abrir las ventanas del opozulo a las 8 de la mañana y recibir una buena torta de calor que ahí se queda en plena cara durante todo el día. Basta con contar las veces que las piernas se nos quedan pegadas a la silla, o que los folios de los temas se nos pegan a los brazos, porque es julio, y se suda como pollos.

Además,a eso juntamos, que nadie, absolutamente nadie, se acuerda de que hay una parte de la sociedad que dedica su tiempo a estudiar, y que lo hace sea el día que sea, y haga el calor que haga, y prácticamente no hay ninguna biblioteca abierta en la que mendigar algo de aire acondicionado.

Sí, puedo sentir el cabreo que os va subiendo por el cuerpo y que luego cae como otra gota más de sudor...

Respirad hondo y contad los días que os quedan para las ansiadas vacaciones porque lo bueno de este tiempodemierdainaguantablequemequitalasganasdevivir es que en breve toca reiniciarse. Cerrar los códigos, guardar los apuntes, recoger la mesa y saber lo que es quedarse en la cama por el simple placer de quedarse, o dar una vuelta porque me da la gana, y tomarme una cerveza y lo que surja porque al día siguiente no se estudia.

A lo largo de mis años opositando cometí muchos errores, y uno de ellos, era pensar al principio, que las vacaciones eran días perdidos, y me costaba horrores disfrutar de los días libres. Me sentía culpable, pensaba que los temas se diluían en mi memoria a la vez que mi cuerpo se empezaba a relajar por primera vez, y me encontraba con el comienzo de "nuevo curso" sin haber sabido disfrutar.

Vosotros no seáis igual de insensatos que yo, porque los descansos son tan importantes como las horas de estudio, y para pegarse las palizas de las semanas previas, hay que tener reservas guardadas en algún lugar.

Pégate una ducha fría, pensando que en breve será un baño en alguna piscina o playa, ásate de calor frente a los temas sabiendo que en breve el silencio del cuarto se ahogará con alguna canción del verano desde cualquier chiringuito o terraza, y aprovecha bien las últimas horas de estudio, porque en nada te toca horas de vida, de vida de la de verdad.

ÁNIMO, EN NADA TOCA VACACIONES!!!!!





jueves, 16 de junio de 2016

Mi experiencia con el Sumial.

Sois muchos los que me habéis preguntado por este tema, así que siempre advirtiendo de que hay que leer bien el prospecto y aplicarlo a la situación física de cada uno, aquí tenéis mi experiencia con el Sumial en el examen.

No soy partidaria de tomar nada químico para estudiar mejor, ni para aguantar más horas, ni para estar más concentrado, porque al final todo pasa factura, y más, en una carrera de fondo.

Sin embargo, lo que sí probé para examinarme es el famoso Sumial, bueno, famoso para mí ahora, que antes de que me lo recomendaran no tenía ni idea de lo que era.

Pues bien, sin tener ni idea de medicina ni de química, os diré que a grandes rasgos lo que hace es rebajar la frecuencia cardíaca, lo que se traduce en quitar los signos externos de los nervios, es decir, el tembleque en las piernas, el sudor de las manos o escuchar tu corazón a mil por hora dentro del pecho.

Recuerdo la primera vez que lo probé, más que nada porque me cayó una bronca tremenda de mi preparadora. Bueno, la cuestión es que no debí leer bien el prospecto y me tomé más de la cuenta.

Decidí probarlo en una de las veces que me tocaba completo en la academia, porque me pareció que sería lo más parecido al examen y así podía ver cómo reaccionaba mi cuerpo.

Por alguna extraña razón, yo entendí que tenía que tomarme tres pastillas de Sumial 10 mg, así que unos 20 minutos antes de ir al preparador me las tomé.

Llegué a la academia, se lo dije a mi amiga Pi, como si le estuviera confesando que llevaba las chuletas escritas en el bolígrafo, y empecé mi completo.

El primer tema perfecto, estaba tranquila, no me temblaba la voz, mente despejada, - esto funciona- pensé, dando paso a la lectura del programa con las preguntas del segundo tema. Y a medida que iba avanzando en el tema se me fue quedando dormida la lengua, pero dormida dormida, vamos que tuve que vocalizar de manera exageradísima para que las palabras tuvieran sonido reconocible en nuestro idioma, y ya en el tercer tema, me imaginaba a mí misma haciéndole muecas a la preparadora con mi abrir y cerrar la boca tan pronunciado.

Pues bien, la valoración fue muy buena.

- Muy bien, todos los temas muy completos, en tiempo, y se te veía tranquila. Lo único que te he visto muy forzada a partir del segundo tema, moviendo la cara demasiado, ¿no te parece?- me dijo la preparadora.

Y allí es cuando mi estado relajado llegó al top zen, y me entró la risa tonta. No podía parar de reír, simplemente me daba exactamente igual lo que me estuviera diciendo.

Se me ocurrió decirle que era la primera vez que cantaba con Sumial, porque quería probarlo antes del examen, y que puede que fuera posible, que quizá y solo quizá, me hubiera pasado con la cantidad recomendada.

Y allí empezó el rapapolvos, la bronca, y yo solo pensaba que por fin me había quitado el completo, y que además había quedado para ir al cine. 

Mi preparadora hablaba de lo peligroso de las pastillas, de las reacciones del cuerpo y yo solo debatía conmigo misma si comprarme o no palomitas.

En fin, como comprenderéis me disculpé al día siguiente, porque no era yo. Y digo eso porque luego me quedé dormida en el cine, y eso juro que no es digno de mí.

Después de mi sobredosis de Sumial, decidí volverlo a probar otro día que volví a tener completo. Esta vez tomé media pastilla, y oye, para mí fue mano de santo. 

En los orales frente al tribunal siempre me he tomado media pastilla de Sumial, lo reconozco, y a mí me ha funcionado muy bien. Porque no estar hecho un manojo de nervios, o por lo menos, no estar escuchando tu corazón como el retumbar de los tambores invocando a los espíritus mientras haces pasillo, es muy tranquilizador.

Con esto no os animo a que toméis nada, porque no soy fan de la química, pero si sois de los que los nervios les juegan malas pasadas o de los que se retiran antes de entrar porque las piernas caminan en dirección contraria, podéis probadlo. Por supuesto, siempre leyendo bien el prospecto y siempre probándolo antes del examen, no os la juguéis a no saber cómo os va a sentar algo precisamente ese día.

Ojo, y siempre refiriéndome a la dosis más baja, 10 mg.

martes, 7 de junio de 2016

Trucos para estudiar con calor.

Estudiar en verano es un horror, se mire por donde se mire.

Más ruido que nunca en las calles, las primeras escapadas de los amigos retransmitidas vía facebook o instagram, porque está claro que cómo te vas a ir sin contarlo, ir por ir es tontería...

Ir a la papelería de la esquina a imprimirse un tema es una carrera de obstáculos; tienes que esquivar las terrazas plagadas de gente, los helados pegados a las lenguas de todo quisqui, las cervecitas frías mirándote desde encima de las mesas, mientras tu blanco nuclear atraviesa esa imagen.

La mayoría no se da cuenta porque todos llevan gafas de sol, pero si no las llevaran quedarían cegados por ese cuerpo blanco que camina casi corriendo para no tener que hacer cola y volver rápido a casa antes de desintegrarse.

Pero dejemos de compadecernos... vamos a ver cómo hacemos del infierno un lugar más apetecible.

Aquí tenéis una serie de trucos sencillos, que no cuestan nada y aunque sea un poquito, nos ayudan a estudiar en esta maravillosa época del año opositoril.

1. Café con hielo!
Pero no os creáis que os voy a decir que os hagáis un café y le metáis dos cubitos de hielo. No, porque es algo obvio, y porque además, si te despistas un poco terminas bebiéndote un mejunje aguado y casi sin sabor.

Para evitar esto, hay que hacerse previamente cubitos de café y de leche. Simplemente cogiendo una hielera, y rellenando algunos huecos con café y otros con leche. Metedlos en el congelador hasta que se hagan sólidos y cuando queráis un café con hielo, os echáis el café y en lugar de cubitos de hielo, cubitos de leche y/o café, a gusto del consumidor y de las necesidades de despertarnos que tengamos.

2. Helados caseros
Hace unas cuantas entradas os di la receta de unos batidos con ingredientes que favorecían la memoria (pinchar en la palabra batido para ir a ella), pues bien, simplemente metiéndolo en una heladera, que venden en ikea o en cualquier chino de la esquina, podemos hacer helados, ricos, sanos y por supuesto obligatorios para estudiar mejor. No es que queráis comeros un helado, es que lo hacéis por el estudio, todo sea por el estudio...;D

3. Evitar las horas malditas. 
Cuando te pasas el día estudiando, es casi imposible evitar las horas de calor extremo, pero lo que hay que plantearse es en qué momento y para qué, te molesta más el calor; ¿para memorizar? ¿para cantar temas? ¿para hacer ejercicios prácticos? y según las respuestas de cada uno, procurar hacer lo que más nos cuesta en las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. Y en esas horas en las que se te queda el culo pegado a la silla, y el sudor te recorre el cuerpo de arriba a abajo, procurar hacer lo que menos nos cueste, más nos guste, o lo que podamos hacer en la piscina o en la ducha. Yo me cantaba muchos temas en la ducha, probadlo, con agua fría los enjambres de abejas se persiguen mejor.

4. bebidas fresquitas al instante
No os ha pasado nunca, que vais a por agua, o un refresco  a la nevera y no hay nada frío!!¿ Quién no ha metido agua o latas en la nevera? ¿Quién?? Igual has sido tú...
Truquillo sencillo que salva tardes. Coged la botella o la lata que querías fría, la enrolláis con una servilleta o papel de cocina mojado en agua del grifo y la metéis unos 5 minutos en el congelador. El agua del papel mojado se enfría en seguida y en unos minutillos tenéis la bebida fría! Y si ya os la ponéis en un vaso con hielo, y una pajita...vamos, nada que envidiar a los pobres que están en los chiringuitos de la playa asados de calor y poniéndose rojos como cangrejos... jajajja

Espero haberos quitado un pelín de calor.

Hasta la próxima!!!!