No es fácil dejar de opositar.
Por muy duro que sea “renunciar”
a una vida normal para encerrarse entre cuatro paredes, más complicado es coger
los bártulos, deshacer la mesa de estudio, ponerles el tapón a los
subrayadores, guardar el atril en el cajón y salir por la puerta de nuestra
cueva, cuando el resultado no ha sido el esperado.
Cuando decides
dejar de opositar, por las circunstancias que sean, son varias las ocasiones en
las que la duda vuelve a asomarse por la azotea. Más vale lo malo conocido que
lo bueno por conocer. Eso se cumple a rajatabla.
Nuestro cuarto de
estudio termina siendo nuestra zona de confort, por muy contradictorio que
parezca. Estamos más a gusto sacando la lista de temas que hay que repasar ese
día, que frente a un espejo preguntándonos a nosotros mismos cual es el
siguiente paso.
Dejar una
oposición sin haber aprobado, es como salir una mañana fría a medio vestir. No
estás preparado, no te ha dado tiempo a coger lo necesario, ni siquiera llevas
las llaves en el bolsillo.Vas inseguro, con las zapatillas de andar por casa y
sin plan trazado. Nuestros queridos y vitales planes se quedaron en la mesa de
estudio, la que recogiste hace poco, la que ahora hasta echas de menos.
No es fácil
enfrentarse a un cambio. No es sencillo reescribir la ruta porque la que
seguías está con el acceso cerrado. Sin embargo, hay que verlo desde la
perspectiva correcta. No se ha cerrado la única puerta que estaba abierta, sino que en lugar de las llaves de esa entrada, tenemos otras muchas, otras
entradas que hasta el momento ni habíamos prestado atención, pero que ahí
estaban, desde el principio.
Tomar la decisión
de dejar de opositar, es como cuando decides dejar una relación que no va a
ningún sitio. Al principio es desconcertante, te has hecho a su voz, a sus
ojos, a su mal humor, a vuestras rutinas. Tu cuerpo pierde el equilibrio cuando
piensa que ya no hay dos pasos más en la misma dirección, pero en ocasiones hay
que dejar de lado relaciones fallidas para encontrar la definitiva.
Cuantas veces no
hemos pensado; menos mal que tuve las narices de dar ese giro, si no no estaría
hoy aquí.
Lo nuevo asusta,
lo nuevo parece grande, oscuro y largo, y sin embargo lo nuevo que está por
llegar, es lo que nos dice que estamos más vivos que nunca.
Decidí dejar la oposición en junio y faltando pocos meses para llegar a los 6 años. Esta noche he encontrado tu blog por casualidad (yo también creo en el destino) y ojalá lo hubiera encontrado antes. GRACIAS por contar esta otra realidad, pienso leer cada una de tus entradas!!
ResponderEliminarMe alegro mucho de que nos hayamos encontrado por casualidad! por lo menos para que veas que lo que te pasa o lo que piensas o las inseguridades que puede que tengas son de lo más normal.
EliminarEspero de verdad que el blog te sea de alguna ayuda.
Y para lo que necesites aquí me tienes!
Un abrazo.
He dejado la oposición hace escasas dos semanas y hoy tu blog ha conseguido levantarme de la cama con mucha más ilusión. ¡Gracias, gracias, gracias!
ResponderEliminarEl comentario de abajo es para ti, que me he confundido y no lo he puesto en respuesta.
EliminarClaro que sí!!! Cuando te entre el bajón, piensa en que hace un mes habrías dado un brazo por poder ir a dar un paseo, tomarte un café con un amigo o simplemente quedarte a ver las pelis malas que ponen en la tele por las tardes... Siento que no haya salido bien, pero ahora empieza otra ruta!!! a por ella!!!! Para lo que necesites, aquí estoy.
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