La tristeza es como una pistola cargada y preparada para disparar en cualquier momento. No sabes por qué, no sabes qué lo ha detonado, pero cuando llega ahí la notas, presente, dispuesta a hacerse con todo.
No hay que obviar que existe, no hay que darle carpetazo y meterla debajo de la alfombra. Llámese tristeza, bajón, mal momento, sois muchos los que en los correos que me mandáis os referís a ella.
No soy psicóloga, no soy psiquiatra, no entiendo de tristeza, no sé qué la genera y qué la distrae, no sé lo que hay que hacer y lo que no, solo sé que yo también tengo mis momentos. En la oposición lloré, y lo hice más a menudo de lo que me hubiera gustado. Y estoy segura de que la mayoría de los que estáis al otro lado de esta pantalla y de los que ahora, a toro pasado, son personas exitosas y triunfadoras, han tenido y siguen teniendo su sesión de "bajón" (que suena más liviano).
La anterior entrada iba de mirar las cosas desde abajo, desde la inseguridad, el error y la inexperiencia, mirando hacia arriba, que es hacia donde vamos, y hoy os hablo de esto. No quiero deprimiros, ni mucho menos, pero son tantas las referencias que me hacéis a vuestro estado de desánimo, tristeza, momentos de bajón, que no he podido evitar dejar que hoy, sin tener pensado qué escribir, estar escribiendo esto.
Ahí está, según Pixar es azul y encantadora, según otros, es la antesala de futuras carcajadas, porque el camino tiene subidas y bajadas. Y esta tarde, a mí, me parece que es un desahogo del cuerpo, de la mente y hasta del alma. Un momento de tomar aire después de la "caña" que nos metemos a diario.
Nos exigimos cumplir nuestras expectativas y las de los demás, nos exigimos no fallar, no dejar que las circunstancias decidan si va a ser un día bueno o malo, nos prohibimos preocuparnos (perder tiempo) por algo que no sea lo que tenemos entre manos. Y al final la olla exprés tiene que soltar el calor por algún lado. De igual manera creo que el cuerpo es sabio, y sabe que si pregunta no le daremos permiso para no cumplir, por eso, creo que de vez en cuando nos implanta el momento de bajón, para poder coger aire.
Por supuesto que hablo de momentos puntuales, de esos días, no de sensaciones que se tienen constantemente, porque eso tiene otro nombre y creo que precisa de otras decisiones.
De lo que hoy os hablo es de lo que me habláis muchos de vosotros. Y desde aquí, desde este lado de la pantalla, solo os digo que cojáis aire, que esos días no hay que hacer mucho caso a lo que se piensa y a lo que se dice, porque como os decía, creo que la mente se está tomando un respiro y que el que habla en esos momentos, no somos realmente cada uno de nosotros.
Sea azul, antesala de la carcajada o un respiro, es puntual, pasajera y VENCIBLE.
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