No sé si os habrá pasado a vosotros, pero durante mucho
tiempo tuve un poco de complejo de Diva. No en el sentido de sentirme especial,
guapísima, famosa o el centro del universo, sino más bien, sería una de esas
divas a las que en la revista cuore sacan con pintas y un enorme AAAARG.
Mirado con un poco de perspectiva hasta me hace ilusión
haber vivido esos momentos, son mis pequeñas locuras. Tú te habrás ido de viaje
a Nueva York o habrás encontrado un trabajo genial, pero yo he bajado a hacer
la compra en pijama. SUPÉRALO.
¿Qué otras personas en su sano juicio van a hacer la compra
con el pijama y el abrigo de plumas aunque no haga mucho frío, solo por no
tener que vestirse?
Yo tuve varios de esos momentos, de los de estar con el
pijama, el moñete, las gafas de topillo y ver que no tienes leche para tomarte
un café. Descartas la idea porque bajar a la tienda de la esquina te va a
quitar mínimo 10 minutos y te va a distraer del maravilloso mundo de las Servidumbres.
Basta con que no me pueda tomar el café para que me empiece
a obsesionar la idea de querer uno, me muero de sueño, no me están entrando los
artículos porque no tengo café, si tuviera café seguro que me los sabría, café,
café, café…
Así que toca camuflarse para bajar a la esquina. Decido que
si llevo abrigo no hace falta que me cambie, así que me planto el abrigo de
plumas, las botas de agua. ¿Llovía? No, pero me tapaban más pantalón que cualquier
otro calzado. Me suelto el pelo porque tengo la absurda convicción de que voy
menos modo estudio con el pelo suelto.
Salgo a la calle rezando para no encontrarme con ningún
conocido y para no tener un accidente de tráfico. Cómo explicar al de la
ambulancia las pintas, los pelos y el cronómetro en el bolsillo, porque se me
ha ocurrido cronometrar cuánto tardo en volver a estar sentada frente a los
apuntes.
Finalmente, tras 8 minutos y 56 segundos, vuelvo a estar
frente a las Servidumbres de paso, victoriosa ante la hazaña de conseguir leche
en ocho minutos y sin encontrarme con nadie. El café ya no me apetece tanto,
pero me siento bien.
Le envío un whatsapp a una compañera de la oposición
contándole mi hazaña y me responde diciéndome que lleva 4 días sin ponerse
sujetador.
Sonrío y sigo estudiando.
Son muchas las veces que me
acuerdo de detalles de la oposición y me empiezo a reír sola. Sé que el 90% del
tiempo es estar sentado frente a los apuntes, pero el 10% restante no tiene
precio.
¡VIVA SALIR A HACER LA COMPRA EN
PIJAMA!
Jajaja.... qué risa!! Gracias por esta entrada... en mi caso es igualito pero por tener que ir al cajero... aunque parezca triste es la cruda realidad del opositor@
ResponderEliminarIdeales para un selphy ;)
sí, cuantos de nuestros selfies serían impagables...jejjejej
EliminarYo lo hago a diario....en verano paso mas desapercibida, pero en invierno cuando tengo q bajar al perro me pongo plumas largo, zapatillas y ni siquiera en quito el moño.... :-).
ResponderEliminarjejejjejeej. sí, lo de sacar al perro con las pintas es un clásico, para que luego digan que es más fácil ligar si se tiene perro...
EliminarJajaja buenisimo tu blog, me siento 100% identificada;salir en pijama camuflado,las pintas en casa que parece que una esta con gripe...😂
ResponderEliminarsí, yo de vez en cuando veía a la vecina mirarme por la ventana con cara de pena, igual pensaba que estaba enferma, entre el pijama y la cara lavada color blanco nuclear. Lo que tú dices, gripe crónica. jejejje
EliminarSi es que nos quejamos de vicio.
ResponderEliminarSalir a la compra en pijama, con las gafas de topillo, el cronómetro en la mano, y, sin llover, con las botas de agua, ¿se puede pedir de verdad algo más?
La oposición nos ha ayudado a entender lo principal, y es que no hay nada más que el tema que toca y memorizado en el plazo que corresponde, porque ya se sabe, que entran con enorme esfuerzo, pero están en continua fuga sin ni siquiera percatarnos de ello.
Si señora, lo realmente importante son las servidumbres de paso, que tan sólo ante el censo enfitéutico o la rabassa morta de Cataluña podrían quedar ensombrecidas. Lo demás: ¡ literatura!
Nosotros somos opositores, ¡¡¡ casi nada, caray!!! Y nos ponemos, cuando nos lo ponemos, el mundo por montera; y las botas de agua, sin agua; y las gafas de topillo, porque nos dan carácter; y el plumífero, sin importar la temperatura, porque nos arropa; y el pijama porque es nuestro mono laboral, nuestro signo de identificación, nuestra ropa preferida.
Si alguien nos viera de dicha guisa sólo podría pensar: ¡que envidia. Ahí va un opositor/a como Dios manda!
Opositores de todo el mundo ¡uníos!
jejjejejej. Efectivamente, cuántos habrán deseado tener la excusa perfecta para salir a la calle cual Lady Gaga.
EliminarPd. - Me está encantando lo que escribes y seguiré viniendo por aquí si me lo permites.
ResponderEliminarLa oposición es la posición, - ¿quién lo duda? - pero la vida es otra cosa, y si no consigues lo pretendido en lo primero, no te puedes permitir el lujo de perder en ningún caso lo segundo. Por todo ello: ¡ VIVA LA VIDAAAAAAA!
Has dado en el clavo, pase lo que pase, ¡VIVA LA VIDA!
EliminarHola! Acabo de descubrir tu blog y la verdad es que leyendo esta entrada parecía una loca riéndome yo sola jaja pero creo que sobre todo me he reído porque aunque yo llevo aún poquito con la opo intuyo que no me queda mucho para llegar a ese punto...!
ResponderEliminarMucho ánimo con el blog y con tu nueva vida post-opositoril!
Me alegro mucho de que el blog te esté gustando, caminodeline. Ya verás como en nada empiezas a sentir todos los síntomas del maravilloso mundo de las oposiciones...es toda una experiencia vital, a veces muy dura, otras surrealistas y otras muchas muy gratificantes. te deseo toda la suerte del mundo. Ánimo!
EliminarEstoy muriendo de risa porque soy totalmente yo. ¡Qué gran invento los plumas y las botas de agua! Yo he salido así hasta a tomar algo al acabar (rezando porque no hiciera calor en el bar). Un clásico ir a comprar/bajar la basura o al perro... y mis padres mirarme con cara de "pero llueve?" mientras miran mis botas de agua. Y entenderlo todo viendo mi sonrisa de felicidad... Desde luego, sobra mucha ropa y faltan pijamas!
ResponderEliminar