miércoles, 25 de noviembre de 2015

Empezar a opositar

A petición de uno de vosotros que solo me lee a veces, (guiño, guiño) voy a hablar de los primeros momentos de empezar a opositar, los miedos iniciales, las horas de estudio, el ritmo que te marca el preparador...

Lo cierto es que intentando recordar esas primeras sensaciones, solo me veía a mí misma sentada delante de los temas con la luz del flexo cegándome mientras me preguntaba; ¿pero cómo he llegado yo aquí? en serio, ¿alguien me explica qué hago aquí sentada? Esta era una pregunta que me hacía los días malos. Esas maravillosas tardes infinitas que cambias de tema y lloras un poquito y ves que la gente sale a la calle, y lloras un poquito más y luego cantas artículos mientras miras la puerta del cuarto como si una voz te dijera...la puerta está abierta, tú verás.


Pero haciendo un pequeño esfuerzo también me veo a mí misma entrando por la puerta de la academia el primer día, con una chaqueta verde (no sé por qué me acuerdo de esto),  nerviosa por conocer al resto de mis compañeros, por escuchar lo que me iba a contar el preparador, en definitiva, por ver si sería capaz de hacer lo que se supone que debía de hacer para conseguir mi objetivo.


Es cierto que uno no sabe lo que es esto hasta que se mete, yo creo que es algo que nos pasa a todos los opositores, que por mucho que te digan que hay que estudiar como mínimo una media de 8 horas al día, 6 días a la semana, hay que estar metido en faena para entender lo que es una oposición. Aún así entiendo los miedos de empezar a opositar, porque al fin y al cabo es lo desconocido.

A muchos os preocupa el tema de las horas de estudio, estar hora tras hora delante de los temas activamente, porque aquí ya no vale la paliza de la semana antes después de no haber tocado un apunte en todo el año, o que te vean tus padres encerrado en la habitación para cumplir el expediente y justificar que hiciste todo lo que podías. Nada de eso, ahora toca rendir cuentas en cada cante, no solo al preparador sino a ti mismo. Sin embargo el cerebro es un músculo alucinante, yo comparo lo que era capaz de memorizar cuando empecé y mi capacidad de estudio de los últimos meses y no tiene nada que ver.

Mi primera semana de oposición estaba todo el día con el cronómetro encima de la mesa para cumplir con las famosas 8 horas que me exigían al principio...y tengo que decir que era una pesadilla, me costaba muchísimo cumplir, se me hacían las horas eternas y cuando creía que ya estaría la misión cumplida porque  estaba agotada, me daba cuenta de que todavía me faltaban dos horas. Esto cambia a medida que va avanzando la oposición. Te acostumbras a estar sentado, te acostumbras a aprovechar el tiempo al máximo porque ya no es cuestión de horas sino de temas, y al final las ocho horas iniciales quedan muy lejos de las que , por lo menos en mi caso, estudiaba.Las horas no os tienen que  agobiar porque es un miedo inicial que tenemos todos, pero te haces a ello sin darte cuenta.

Lo de cumplir las expectativas es otra cosa. Yo por lo menos me imaginaba al resto de mis compañeros como seres superiores que serían capaces de estudiar y cantar los temas genial sin esfuerzo y que yo sería la "tontita" del grupo, pero luego los conoces y te das cuenta de que tienen las mismas inseguridades que tú, los mismos miedos y que máquina no es nadie. Así que al principio, sobre todo creo que es importante saber que vais en el mismo barco, es importante apoyarse en los compañeros. No os veáis como competencia, porque si lo veis así podéis perder mucho más.


Las primeras semanas son para ir acostumbrándose. No os hundáis por haber cantado mal al principio, por haber llevado un tema menos de los pedidos o por no haber estudiado las 8 horas, porque es una carrera de fondo y cada error o metedura de pata del principio es un paso más hacia el final. Y el sentido de las primeras semanas es el de calentar motores y tener el primer contacto con lo que va a ser vuestro próximo día a día.


Os acostumbraréis a las horas, al ritmo, e incluso tacharéis de vuestro diccionario algunas palabras que ya no os serán de utilidad como; fin de semana, puente, improvisar...pero no os preocupéis porque meteréis muchas más nuevas que no sabíais ni que existían...

Enhorabuena a los que estáis empezando y apostáis por ello. Creed en el esfuerzo, apoyaros en vuestros compañeros y soñad siempre en voz alta.


4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho! Yo no se por qué, pero últimamente me acuerdo mucho de mi primer día ante el preparador... de los nervios, la incertidumbre, el miedo a lo desconocido. Ahora echo la vista atrás y aquello fue nada comparado con lo que se convirtió con el paso de los meses.
    Un beso!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, verdad? Yo al final pensaba...¿Cómo podía estar agobiada al principio si solo tenía que estudiar 8 horas y llevar cuatro temas a la semana? Pero claro, si al principio tuviéramos la capacidad de sacrificio y de memorizar que tenemos conforme avanza el tiempo, otro gallo cantaría.

      Eliminar
  2. Al leerte me viene a la cabeza la ingenuidad que yo tenía al principio jajaja. Ocho horas al día, seis días a la semana, como mucha gente trabajadora.... JA JA. El tiempo me ha demostrado que no hay nada mas lejos de la realidad, con el paso de los meses me di cuenta de que las 8 horas se convertían en 10, que yo no cobro a final de mes, no tengo compañeros de trabajo (estoy sola todo el día) , no hay cenas de empresa,no tengo derecho a 22 dias de vacaciones al año, no tengo puentes ni días de fiesta, y encima de todo eso las impertinencias de la gente (tal y como comentabas en el otro post GRRRRR).... Nadie puede llegar a comprender lo duro que es esto hasta que estas dentro. Saludos!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa es la moto que nos venden a todos al empezar. Es como trabajar, pero en lugar de cobrar un sueldo, inviertes en un futuro mejor. Sí, seguro.
      Nadie te cuenta que por mucho que apagues el flexo, puedes estar en el cine o hablando con alguien repasando mentalmente un tema o queriendo volver a casa porque no te acuerdas de cómo termina este o aquel artículo. Y tampoco te haces a la idea del aislamiento que se requiere para aguantar esto.
      En el fondo, creo de verdad, que estamos hechos de otra pasta. O somos muy fuertes, o muy raros, o un poquito de cada.

      Eliminar