Normalmente la entrada del lunes la escribo el fin de semana. No me suele costar, me siento frente al ordenador, me retrotraigo a un par de años atrás y parece que los dedos van solos, sin embargo este fin de semana no he podido, no he querido sentarme, sabía que no saldría nada.
Ha sonado el despertador esta mañana, lo he golpeado como cada día, y al ver la hora y sentir ya el frío de noviembre fuera del edredón, me estaba diciendo; No, no quiero salir de la cama, que pereza levantarme. Pero me he parado en seco, no quería pensarlo, no me he sentido con derecho a ello.
Cuando he abierto la puerta del despacho y mientras subía las persianas, estaba pensando; que pase rápido el lunes, y me he vuelto a parar. ¿Que pase rápido el lunes?
La entrada de hoy es una mera reflexión, un pensamiento que se me cruza por la cabeza desde la noche del viernes, desde el 11 de marzo, desde el 11 de septiembre, después de cada telediario en el que se habla de fallecidos en accidente de tráfico, de avión, de víctimas de malnacidos... ¿Qué darían cada una de esas personas que estaban en el concierto o tomando algo el viernes en los sitios malditos de París, para que hoy fuera también lunes para ellos? ¿ Qué daría cada víctima de un accidente de coche o de cualquier desalmado que decide, porque se cree con derecho a ello, que la vida de alguien ya no siga contando, por tener por delante esta semana que a mí me da pereza?
No pretendo caer en el típico Carpe Diem, en el exprime tu vida al máximo, deja el curro, la oposición, deja a alguien y vive tu vida como si no hubiera mañana. No me refiero a eso, sino a saber que esto es una oportunidad, el proyecto que tengas delante de las narices, llámese negocio, familia, oposición, cambio de vida, es una puñetera oportunidad. Y si no funciona, resulta que hoy todavía estamos vivos para emprender otra, otra oportunidad, otra apuesta por nosotros.
No puedo quitarme de la cabeza una imagen, me imagino a cualquiera de las víctimas de la noche del viernes, que estaba tomando algo con alguien, diciendo: - Me encantaría hacer esto, a veces pienso que podría hacer lo otro. Y puede que el de enfrente, el que se está tomando un vino una noche de viernes, le dijera: - Ya lo harás, ya habrá tiempo.
Sí, hoy es lunes, hace frío y queda una semana por delante. Pero quizá no nos damos cuenta de que hoy es lunes y tenemos toda una semana por delante, para continuar apostando por nuestro proyecto, sea el que sea, para seguir sintiendo el frío de la mañana, porque es lo que se siente en invierno cuando todavía se respira.
Seguramente dentro de unas semanas, o de unos días, volveré a caer en la inercia de no darme cuenta del gran privilegio de estar vivo, pero hoy me siento así, VIVA, y al mismo tiempo muy triste porque a veces el ser humano da mucho asco y creo que somos el animal más cruel que existe, y feliz, por estar rodeada de muchos seres humanos extraordinarios. La cara y la cruz.
A todas las víctimas de la barbarie humana, D.E.P
Si algo "bueno" (no he sabido encontrar otra palabra, por eso la entrecomillo) tienen las desgracias, es q nos suelen recordar algo que se nos olvida, vivir es un regalo, y conviene aprovechar la vida, el día a día, el hoy.
ResponderEliminar¿Y sabes que es lo que leí a alguien una vez sobre eso? Nunca te acuestes enfadado con alguien, nunca sabes si a lo peor, no tendrás tiempo de disculparte y abrazarlo de nuevo. No sé si viene del todo al hilo de tu reflexión, pero me has hecho recordarlo.
Animo con la semana y con la sensación de desasosiego que se queda después de tragedias como París, accidentes, y demás.
Un abrazo
Carmen.-
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Aún así tengo que reconocer que me cuesta mucho eso de no acostarme enfadada un día. Pero luego pasan cosas terribles y te das cuenta de que el enfado era una gilipollez y que darías cualquier cosa por volver a ver a esa persona.
EliminarGracias por tu comentario, tienes toda la razón.
Un beso