domingo, 8 de noviembre de 2015

Mi preparador, mi gurú.

Yo no sé si los preparadores son conscientes de la importancia que tienen en la vida de un opositor, que son los gurús, la palmadita en la espalda o, y no hay que dejar de decirlo, la zancadilla que te puede hacer caer en el momento más crucial de la carrera.

Si supieran que cada palabra, cada expresión de su cara al oírnos cantar un tema y cada gesto, va a ser examinado y repensado al detalle durante los siguientes días, igual no se atreverían a mover un pelo.

Son una especie de guía espiritual. Tanto ayuda un buen preparador, como destroza uno malo.

El preparador no es sólo aquel a quien le vas a cantar los temas una o dos veces a la semana, o quien te ayuda a organizar tu planning para que dé tiempo a terminar el repaso antes del examen, no solo es aquel que te comenta que se te ha olvidado decir esto o que aquello no ha tenido suficiente literalidad.
Desde mi punto de vista y gracias a la experiencia que tuve yo, un preparador tiene que saber que tú y yo no somos iguales, que cada uno tiene su ritmo, que si a ti se te da bien la literalidad a mí se me da bien relacionar una idea con la otra, y que lo que vale para ti no vale para mí.

Creo que ahí radica la esencia de un buen preparador, en conocer a sus opositores, en personalizarlos con sus nombres y sus problemas, porque durante la oposición no son pocas las veces en las que uno debe lidiar con un bloqueo emocional, con la pérdida de un familiar o con un desánimo pasajero.

Imagino que depende mucho de cada oposición. En particular, en el caso de notarías, los preparadores son los que desinteresadamente y por devolver el favor que en su día alguien hizo por ellos, deciden recién aprobados, o durante toda su carrera profesional, acoger a jóvenes perdidos, con su cronómetro y su programa de notarías debajo del brazo.

A lo largo de los años que estuve opositando tuve varios preparadores, unos buenos y otros no tanto, de ahí que insista en la importancia de contar con un buen bastón para el camino.

La primera que nos puso la academia, era una chica que había estado bastantes (y bastantes son bastantes) años opositando, y eso se le notaba. No dudo que tuviera la mejor de las intenciones, sin embargo, creo que antes de ponerse a animar a alguien a hacer algo, hay que salir del pequeño bache. ¿Bache? ¿Habiendo aprobado?- pensaréis. Pues sí, son muchas las personas que tras aprobar se dan cuenta de todo lo que ha pasado en los últimos años de encierro en su cuarto. Yo me lo imagino como en la película de "Good Bye Lenin". Durante los años de encierro tanto la familia como nosotros mismos nos aislamos un poco de todo para poder lidiar con nuestro día a día, y ese aislamiento es tanto de lo bueno como de lo malo. Nos cuentan y nos contamos que todo sigue igual, pero una vez que se sale de la habitación, a veces, hay que pasar el duelo por un familiar muerto o la ruptura con una pareja. El contacto con la realidad muchas veces es un recuento de bajas, cambios que no se podían digerir durante la oposición y que a la vuelta, cuando te piensas más fuerte, se tropiezan contigo, o te tropiezas con ellos.

Lo primero que nos dijo nuestra preparadora el primer día de academia, cuando escuchábamos ansiosos, nerviosos pero con ganas, es que si ella volviera atrás, no hubiera opositado nunca. Y eso, dicho antes de empezar una batalla, cae como una patada en el estómago. No creo que tuviera mala intención, para nada, creo que fue sincera, pero usó la sinceridad con las personas menos indicadas.
Probablemente hoy nos dijera que está feliz, que vale la pena, que después de la lucha ha tenido su recompensa, pero desde mi humilde opinión, se puso a preparar sin estar preparada.

Tras casi año y medio con ella, el grupo entero decidimos pedir que nos cambiaran. No sé si la herimos o le molestó, pero está claro que es una etapa tan dura, que o te buscas buenos pilares o te vas al suelo con todo el equipo puesto.

Y en unos días, empezamos con otros dos preparadores más, recién salidos del horno, recién aprobados, pura alegría. Eso era otra cosa. Nada más conocernos nos dieron la enhorabuena por haber tomado la decisión de opositar, por haber apostado por esto. Y eso, nos sentó de lujo. Tan importante es mantener el ánimo alto como rodearse de gente que también entienda la vida así. Y como decía al principio, el preparador, que durante la oposición es una especie de guía, de referencia, de lo que quiero ser, no puede no tener una actitud de ánimo y de apoyo.

Un año después tuvimos la mala suerte de que uno de ellos cogió plaza en Canarias y la otra solo podía tomarnos temas una vez cada dos o tres semanas. Así que vuelta a andar perdidos, cojos sin un bastón.

En mi caso, esa mala suerte fue la mejor que podría haber tenido. Fui a parar con tres preparadores buenísimos. Notarios desde hacía muchos años, pero sin haber olvidado lo que era estar al otro lado de la mesa. Los últimos tres años de oposición preparé con ellos, y tuve la confianza para contarles cuando estaba bien y cuando no, supieron qué decir para animar, qué decir para hacerme creer que un día sería una compañera más. Y creo que ahí radica parte de la clave de un preparador, que te transmita que luchando, en breve estarás al otro lado, perdida en un pueblo discutiendo sobre lindes, servidumbres y testamentos.

Muchos me habéis contado por email que no estáis contentos con el preparador, que no os entiende, que no le entendéis, y en ese caso, os animo a que si no es lo que necesitáis, si no salís de cantar temas con ganas de hacerlo mejor la semana siguiente es que algo no encaja. No hay que tener miedo a los cambios.

Estáis luchando una batalla tan dura que os tenéis que hacer con las mejores armas y compañías.

Gracias de corazón a mis preparadores. A todos.
C.S
J Y JP.
I.M-G, JL M-G, JA M.

4 comentarios:

  1. No te imaginas que bien me viene esta entrada.
    Yo tengo dudas con mi preparador pero a ver si consigo explicar el motivo:

    Estoy contenta con él y, a parte de tomarnos los temas y tal también nos mantiene al día de las mil y una reformas que se agradece un montón teniendo en cuenta la locura de estos últimos meses que a veces ya no sabes que está en vigor, qué han derogado o por dónde sopla el viento.
    Mi pregunta interna que yo me hago es: ¿Podría ser mejor? es decir, ¿Podría encontrar a otro que sacara lo mejor de mi a la hora de estudiar?
    Mi actual preparador es súper comprensivo, es decir que jamás nos abronca si faltamos por cualquier motivo (lo cual también me parece un poco normal porque todos somos mayores para saber nuestras obligaciones ya sea con el estudio o con otras cosas que no son menos importantes).
    Creo que mi duda radica en una cosa principal que es una chorrada y que no digo en voz alta porque parezco un poco soberbia jajja, pero con la seguridad del anonimato lo diré: Llevo dos años opositando y nunca he hecho un mal cante. Es decir, los he tenido mejores y los he tenido "menos mejores" pero nunca he dejado un tema a medias, ni me he quedado en blanco ni nada así y aunque mi prepa siempre me dice "buen cante", nunca me anima más y yo pienso: ¿me creeré que hago buenos cantes y en realidad sólo son mediocres si me comparo con otra gente? Si fuera esto último, ¿sabría cantar mejor de lo que lo hago?

    Yo entiendo que no diga que seguro que me saco la oposición porque eso vete tú a saber, depende de muchas cosas. Pero al no decirme nunca algo así como "vas por buen camino" p "sigue así que vas muy bien"... pues me como mucho la cabeza.


    Y perdón por este rollazo tremendo pero ya te digo que es una idea que me come mucho la cabeza pero no me atrevo a exteriorizarla en persona porque suena un poco como a niña estúpida y creída... Agradecería si tienes tiempo para darme algún consejo, incluso que me digas que me deje de tonterías jajaj.

    Pd. Me ENCANTA tu blog.

    ResponderEliminar
  2. Jjajajaja yo aunq no sea mery te contesto porque tuve una amiga con un problemilla similar. A que opositas?
    Yo creo que sabemos si lo hacemos bien o mal no necitamos q nos lo diga el preparador no? Mi prepaador tmb es muy seco y no te dice mucho mas alla. Tu confias en el? Has escuchado a otra gente cantar? Tal vez para solventr tus dudas seria conveniente que fueses a ver examenss, eso es la cruda realidad. Si confias en tu preparador sigue con sino buscate a otro, asi de facil y asi de dificil. Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por tu respuesta.
      Oposito a judicatura y sí que he oído a otra gente cantar en mi prepa pero claro, en comparación con los miles que echan la instancia no es que sea muy fiable...

      Tienes toda la razón en que si creemos que cantamos bien debemos quedarnos con eso, mi comedura de cabeza es más por inseguridad.
      No he ido a ver exámenes pero sí creo que me puede venir bien para ver un poco el nivel y sobre todo qué es lo que exigen en el tribunal. Supongo que la literalidad lo primero pero una buena pose de exposición también debe ayudar bastante.

      Muchas gracias por tu respuesta!!

      Eliminar
    2. Totalmente de acuerdo con la respuesta, y sí que es muy recomendable ir a escuchar en los exámenes, para ver el nivel y sobre todo para hacerte composición de lugar de lo que te encontrarás el día que te toque.
      Solo añadir, que si vas demasiado tranquila a cantar, si lo haces siempre bien, puede que estés metiendo menos temas de los que tienes la capacidad de llevar. Por ejemplo, si llevando cuatro a la semana vas comodísima y te salen genial, intenta la semana siguiente llevar uno más y así poco a poco. A veces nos acomodamos en un ritmo que es menos de lo que deberíamos llevar. Para eso no hay que compararse con los demás, puede que para uno 4 a la semana (por poner un ejemplo) sea lo se le puede exigir y para otro puede que sea poco. Así que mi consejo es que pruebes a añadir algún tema más. A veces es incluso mejor pasarlo mal en el cante porque así ves tu capacidad de reacción.
      Algunos preparadores son poco expresivos, pero si no te llama la atención será porque cantas bien.
      Un abrazo a los dos!!!!!

      Eliminar