miércoles, 17 de febrero de 2016

Los pilares

Es curioso que siempre tengamos la sensación de que la oposición es una lucha que se vive uno con uno mismo, y contra uno mismo. Sin embargo, no es del todo cierto. 

Una gran parte del camino, como con todo en esta vida, depende de las ganas, de la fuerza y los sacrificios de uno, pero no podemos evitar que entren en la ecuación otros factores.

Esos factores son los que nos dan la cordura cuando se nos está yendo un poco la cabeza, los que nos miran con orgullo cuando uno se siente un fracasado, y los que te traen el café a la hora de la merienda, de puntillas, para no desconcentrarte.

La familia y la pareja (si se tiene), son una parte fundamental en toda esta historia; los que están sin hacer mucho ruido porque molesta, sin preguntar mucho porque la respuesta es un bufido y sin perder la sonrisa para compensar nuestra cara de perros en muchos momentos.

La gran mayoría, por no decir todos, no podríamos haber preparado o estar preparando una oposición sin que más allá de las cuatro paredes de la habitación, otras personas se ocupen de que ninguna preocupación o problema ajeno en la oposición entre en la zona de estudio.

Muchas veces no terminamos de valorar el hecho de que nuestra única preocupación sea el cante de la semana, los artículos de las servidumbres o los delitos públicos.

El problema viene cuando "esas preocupaciones" pasan a segundo plano porque algo se ha saltado el cartel de "no pasar, opositor en su hábitat natural" y decide entrar en el cuarto de estudio.

Como se suele decir, uno no valora lo que tiene hasta que lo pierde, o uno no valora lo que no tiene hasta que empieza a tenerlo.

Cuando resulta que la persona que ha estado acompañándote a las duras y a las maduras te plantea que está cansado, que es complicado adecuarse a tus horarios, a tus rayadas y a tu " altamente variable estado de ánimo", parece que la mesa de estudio pierde las patas que las sostiene, y que los temas, los códigos y los horarios son absorbidos por la tierra. Lo mismo sucede cuando las cosas se tambalean al otro lado de la puerta.

Es complicado seguir andando cuando el viento no sopla a nuestro favor, pero aún así, aunque se vaya lento, aunque haya que soltar alguna lagrimilla por lo que fue y no será, o haya que hacerse el fuerte porque ahora son los pilares los que necesitan de nuestra cordura ( increíble, ¿no?), cada paso, por pequeño que sea, sigue siendo hacia delante.

Por las familias, por las personas que nos han aguantado y nos aguantan.






3 comentarios:

  1. Cuánta razón.
    Opositando nos volvemos tan dependientes que ni siquiera nos damos cuenta hasta que ocurre algo que explota la burbuja.
    En mi caso, hace un par de años, justo un mes antes del primer examen se desmoronaron esos pilares fundamentales que dan estabilidad a todo lo demás cuando, por aquel entonces novio, decidió que nuestras formas de vida eran incompatibles y encontró a otra persona con la que sí podía hacer esas cosas para las cuales mi respuesta siempre era "no puedo".
    Desde luego que al chico razón no le faltaba. Mi forma de vida es incompatible, actualmente, con la suya, sí. Y con la del resto del mundo.
    A raíz de esa situación siempre he visto con "gracia" la típica frase que la gente pone en su muro del Facebook con un fondo precioso en plan "persigue tus sueños, lucha por tus sueños, etc." Lástima que en esa foto nadie ponga el precio a pagar, nadie te dice que cuando llegues al final (con plaza o sin ella, pero en ambos casos es un final)probablemente seas una persona muy distinta a la que empezó a andar el cambio y no siempre cambias a mejor y, por supuesto, nadie te dice lo mucho que puedes perder por esa idea tan mágica de perseguir los sueños.

    Y ojo! Que yo sigo en ello y hasta que el cuerpo aguante. Si algo he aprendido es que si los pilares fallan es que no eran los pilares adecuados y hay que cambiarlos por otros pero me dan ganas de sentarme con esa persona que comparte la inspiradora foto en su muro y explicarle lo que yo he (estoy) perdiendo por perseguir mi sueño y no, no ha sido sólo un novio. Han sido amistades, han sido tardes de no jugar con mi sobrino a pesar de sus ruegos, han sido horas de insomnio, semanas de llorar por un no apto, momentos de absoluta tristeza, frustración, inseguridad hacia mi propia capacidad, de ver a gente que empezó en tu mismo barco bajarse del viaje y sentirte cada vez más solo... En fin, qué os voy a contar.

    Y a pesar de todos esos momentos yo sigo persiguiendo mi sueño, luchando una guerra mientras pierdo otras batallas. Y sea cual sea el resultado, no tendré vida suficiente para agradecer a mis padres lo que ellos están haciendo por mi y la autoestima que me aportan cuando yo misma me hundo y boicoteo.

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    1. Madre mía...parece que hayas entrado en mi cabeza, lo hayas ordenado todo y lo hayas dejado aqui.
      Todo igual, menos lo del novio que he huido de tener pareja como alma que lleva el diablo para ahorrarme un monton de cosas y despues de 5 años he caido. A ver que pasa. Pero vaya que me he sentido muy identificada

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  2. Me ha encantado este nuevo post María, me he sentido muy identificado con él. Soy el chico que escribió en el del "enemigo" y con el que muchos os volcasteis enormemente. Gracias de nuevo porque me he sentido muy afortunado.
    Gracias también por darle vida a este blog. Puedes estar muy orgullosa porque ayudas a mucha gente. Seguro.
    Sigue así!

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